Escuchamos a diario en los medios de comunicación a los gobernantes que Panamá es un país desarrollado y la economía sigue creciendo, pero la verdad es otra, solo crece para la alta jerarquía.
Lastimosamente vivimos en una nación donde hay dos realidades: buenas escuelas para los ricos y mala educación para los pobres.
Es triste ver que en un país “desarrollado” haya jóvenes que le toca caminar más de cuatro horas sin zapatos, pasando ríos, calles y puentes colgante en mal estado, poniendo en riesgo sus vidas para poder tener una educación; en una escuela construida con pencas de palmas, sentados en pisos de tierra, sin un pupitre donde escribir.
Hay deficiencia en el sistema educativo en general, tanto en el interior como en la capital, por eso llegamos con tantas faltas en todos los temas a la universidad y a la hora de ejercer un trabajo.
Y qué decir de los que estudian periodismo, no llevan un conocimiento crítico y de ética profesional.
Este problema no sólo nos afecta a nosotros como estudiantes, todos tenemos o tendremos familias que pasarán por la misma situación. Somos una sociedad, un solo país, ya es hora de pensar en general y no en: "si no me afecta, no me importa”.
Sé que debemos ir creciendo profesionalmente, aprendiendo de los errores y no tomarlos como una excusa para avanzar; sin embargo, toda persona tiene derecho a tener una base para salir adelante, alguien que le enseñe, aunque sea a leer y escribir bien.
L/g2
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